Esmeralda, la zíngara (1939). Director: William Dieterle. Intérpretes: Charles Laughton, Maureen O'Hara, Cedric Hardwicke, Thomas Mitchell, Edumd O'Brien.
SINOPSIS: Durante unas festividades en París, se cruzarán varios personajes que tendrán relevancia unos con otros. Esmeralda, una gitana que moverá los corazones de varios hombres: Febo, un capitán de la guardia; Gringoire, un poeta; Frollo, un oscuro personaje; y de Quasimodo, el campanero deforme de Notre Dame. Una trágica historia de unos personajes muy humanos, con sus altas y bajas pasiones, ambientada en la Francia del siglo XV.
OPINIÓN: Poderosa película, que adapta la complejidad de la novela de Victor Hugo dando apuntes de toda la problemática social del siglo XV, con pequeños avances como la imprenta, instrumento que ayudó a dar algo de luz a todo el oscurantismo con el que las clases nobles dominaban a las clases populares, y del rechazo a otras razas y/o culturas, en este caso representadas por la etnia gitana, otorgando a Esmeralda el papel principal y catalizador de todo el drama que se va a desarrollar.
También habla sobre la obsesión, las bajas pasiones humanas encarnadas en el personaje de Frollo, archidiácono que se enamora de la joven gitana y engaña a Quasimodo, el campanero jorobado de la catedral Notre Dame, para que la rapte y, despechado por el rechazo de Esmeralda, intentará acabar con ella incluso asesinando a todo aquel que se interponga en su vil meta.
Otro factor que se muestra en la historia es el de los marginados de la sociedad, con Quasimodo y la Corte de los Milagros representado a esta parte de la sociedad. La Corte tiene su propia justicia y orden, liderados por Clopin, que gobierna en los barrios donde esta gente se hacina después de robar e incluso matar para poder sobrevivir. Y Quasimodo, hombre que es rechazado por su aspecto grotesco y del que se piensa que no es capaz de razonar. cuando es de los pocos que es consciente de su papel y acepta su condición con todo el sufrimiento que eso acarrea.
Es gratificante descubrir que hace ocho décadas y media se producían obras con tanto bagaje y crítica social, encubierto en una ambientación medieval y con la estética de las películas góticas de la Universal, enmascarando su discurso pero siendo efectivo en las intenciones que quiere relatar. El rey Luis XI sabe que la imprenta va a ocasionar problemas para los de su posición social pero también sabe que es imposible detener el progreso y que la gente llana va a despertar y querrá mejores condiciones. Cierto es que la adaptación difiere en algunos aspectos de la novela, sobre todo en la parte final y el destino de los personajes, pero el final cinematográfico, siendo más optimista, también tiene un cierre coherente.
Los actores están espléndidos. Maureen O'Hara como Esmeralda, una joven desválida en apariencia pero luchadora. Los cánones de la época constriñen el papel, pero se puede ver que es capaz de manejarse por sí misma.
El grandioso Charles Laughton no tiene tanto protagonismo, ya que esta obra es más coral, pero siempre es gratificante ver su actuación. Aquí como alguien que acepta quién es y con varias frases memorables.
Thomas Mitchell interpreta al rey de la Corte de los Milagros, en un papel de revolucionario e inconformista de la situación, que retrata tanto su bondad como la determinación en sus acciones, aunque parezcan crueles, de un modo magnífico.
Pero el que se adueña de la película es Cedric Hardwicke como Frollo. Su rictus, impertérrito la mayoría de las veces no oculta lo que está sintiendo. La actuación de Hardwicke es excelente, porque es capaz de poner cara de póker y a la vez ser capaz de hacernos ver lo que pasa por su mente y lo que siente. Los momentos en los que conoce a Esmeralda; cuando manipula al jorobado para que la secuestre; toda la secuencia del juicio y la tortura a la gitana; y la parte final con el odio adueñándose de él, y muchos más, su rostro parece que es el mismo pero a la vez no. Genial interpretación.
Estuvo nominada a dos premios de la Academia: Mejor banda sonora, de Alfred Newnam y mejor sonido. Parece poco reconocimiento para esta enorme película, pero el año 1939 fue un año cargado de grandísimas obras cinematográficas y no todas pueden ser nominadas.
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