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Carlos Carrasco Schlatter: Un sacerdote nazareno en la frontera de la humanidad

Actualizado: 8 nov 2024

Charlando con Raúl Díaz

Carlos Carrasco Schlatter, sacerdote diocesano de Sevilla y actual párroco de la parroquia de Nuestra Señora del Rocío, comparte con nosotros su transformadora experiencia misionera en la Amazonía brasileña, donde fue testigo de injusticias, tráfico humano y la lucha de los pueblos indígenas.
Carlos Carrasco Schlatter: Un sacerdote nazareno en la frontera de la humanidad

Carlos Carrasco Schlatter

Sacerdote diocesano, párroco de la Parroquia de Nuestra Señora del Rocío

Misionero en la Amazonía brasileña

Doctor en doctrina social de la Iglesia

Autor de varios libros de oración y reflexión


La experiencia de Carlos Carrasco Schlatter se enmarca en la compleja realidad socioambiental de la Amazonía, una región que enfrenta graves problemas como la deforestación, el tráfico humano, la minería ilegal y la vulneración de los derechos de los pueblos indígenas. Su testimonio arroja luz sobre estas problemáticas y la labor de los misioneros en la zona, al tiempo que destaca la resiliencia y dignidad de las comunidades locales.


Carlos Carrasco Schlatter: Un sacerdote nazareno en la frontera de la humanidad

- En Brasil hay 266 pueblos indígenas con una población de 1.693.535 personas, representando el 0,83% de la población total.

- En 2023 se creó el Ministerio de los Pueblos Indígenas en Brasil, liderado por Sonia Guajajara.

- La región amazónica es un punto caliente de movimientos migratorios, especialmente por la salida de venezolanos hacia Brasil.


Carlos Carrasco Schlatter: Un sacerdote nazareno en la frontera de la humanidad

La Charla


P: Carlos, has vivido una experiencia transformadora en la Amazonía. ¿Qué te llevó a embarcarte en este viaje?


R: Todo comenzó con mi tesis doctoral sobre doctrina social de la Iglesia. Sentía que no podía escribirla solo desde un despacho, necesitaba vivirla con la gente. Después de varios intentos fallidos, surgió la oportunidad de ir a la Amazonía brasileña. Inicialmente, pensé que nunca iría allí por el calor y la tensión, pero una serie de coincidencias increíbles me hicieron ver que era mi destino.


"Yo no sabía nada. De hecho, yo en ningún momento dejé que desde allí me contaran a dónde iba. A ellos les digo que voy a echar una mano, que ellos decidan dónde."

P: ¿Cuál fue tu primer impacto al llegar a la región?


R: Lo primero que conocí fueron los "abrigos", que son básicamente campos de concentración modernos para los venezolanos que cruzan la frontera. Ver esa realidad tan cruda, con personas viviendo en condiciones infrahumanas, fue un golpe durísimo. Me di cuenta de que estaba ante una crisis humanitaria de proporciones gigantescas.


Carlos Carrasco Schlatter
Vivió una experiencia misionera transformadora en la frontera amazónica entre Brasil, Venezuela y Guyana.

P: Hablemos de los indígenas. ¿Cómo es su situación en la Amazonía?


R: Es desgarradora. Los indígenas han sido despojados de sus tierras, alcoholizados y drogados para mantenerlos controlados. Me impactó especialmente la historia de los Makushi, que lucharon por dejar el alcohol y recuperar sus tierras. Es una batalla constante contra los terratenientes y el gobierno, que ven en sus tierras solo recursos para explotar.


P: ¿Cómo te afectó personalmente presenciar estas injusticias?


R: Cada día era una montaña rusa emocional. Recuerdo una vez que estaba transcribiendo una reunión en directo y me emocioné hasta las lágrimas. Escuchar a un representante yanomami decir que no esperaba nada de nosotros porque llevan toda la vida sufriendo abusos... eso te rompe el alma. Me sentí impotente, pero también más determinado que nunca a hacer algo.


P: Has mencionado el tráfico humano. ¿Qué descubriste sobre esta terrible realidad?


R: Es un infierno en la tierra. Vi cómo familias eran separadas por sospechas de tráfico, niñas desaparecidas por falsas promesas de trabajo, personas esclavizadas en plantaciones. Lo más doloroso es que esto no solo ocurre allí, sino que tiene ramificaciones hasta en nuestras ciudades. Descubrir que hay cientos de brasileñas prostituidas en Sevilla me llenó de vergüenza y rabia.


Carlos Carrasco Schlatter
Fue testigo de situaciones de tráfico humano, explotación y pobreza extrema en la región.

P: ¿Cómo lidiaste con el peligro constante durante tu estancia?


R: Hubo momentos de verdadero miedo. Recuerdo un viaje por las "trochas", caminos clandestinos, donde escuché historias de asaltos y violencia. Pero lo que más me impactó fue la normalización del peligro. La gente vive con ello día a día. Yo solo estaba de paso, ellos no tienen escapatoria.


P: ¿Hubo algún momento de esperanza en medio de tanta oscuridad?


R: Sí, y esos momentos son los que te mantienen en pie. Ver a los Makushi organizarse y recuperar sus tierras, o a las mujeres liderando comunidades en ausencia de los hombres, te muestra la increíble resiliencia del ser humano. También me conmovió profundamente la labor de los misioneros, arriesgando sus vidas por ayudar a otros.


P: ¿Cómo ha cambiado esta experiencia tu visión del mundo y de tu fe?


R: Ha sido una revolución total. Mi forma de mirar, de comer, de hablar, de escuchar, de sentir... todo ha cambiado. Mi fe se ha fortalecido, pero también se ha vuelto más crítica. Ahora entiendo que la verdadera dignidad se manifiesta en la debilidad, en la lucha diaria de quienes tienen todo en contra.


"Para mí es súper importante que los migrantes que están aquí, que no cuentan su historia, alguien las cuente por ellos."

P: Hablaste con muchos migrantes. ¿Qué mensaje te gustaría transmitir de ellos?


R: Su mensaje es claro: "No tenemos nada que perder". Es desgarrador escuchar a un médico decir que prefiere vivir en una chabola en Brasil que en su casa en Venezuela, porque al menos aquí no teme por su vida cada día. Quiero que la gente entienda que nadie abandona su hogar si no es por desesperación.


Carlos Carrasco Schlatter
Interactuó con comunidades indígenas como los Yanomami, Macuxi y Wapichama.

P: ¿Cómo podemos ayudar desde aquí a esas personas que sufren en la Amazonía?


R: Lo primero es tomar conciencia y no mirar para otro lado. Podemos apoyar proyectos concretos, como los que estamos desarrollando para ayudar a los venezolanos en la frontera. Pero también es crucial cambiar nuestros hábitos de consumo y exigir a nuestros gobiernos políticas más justas. Cada pequeña acción cuenta.


P: Has mencionado que llevarás grupos de voluntarios. ¿Qué esperas lograr con esto?


R: Quiero que más personas vivan esta experiencia transformadora. No para ver el sufrimiento como un espectáculo, sino para crear verdaderos agentes de cambio. Cuando regresen, serán embajadores de esta realidad y podrán influir en sus comunidades.


P: ¿Cómo equilibras la necesidad de denunciar con la de proteger a quienes están en situación vulnerable?


R: Es un equilibrio delicado. Hay historias que no puedo contar por seguridad, pero intento ser la voz de quienes no pueden hablar. Uso mi posición privilegiada como sacerdote y español para llegar a lugares y personas que otros no pueden, y transmitir sus realidades sin ponerlos en riesgo.


P: ¿Qué le dirías a alguien que piensa que estos problemas están muy lejos y no nos afectan?


R: Le diría que abra los ojos. El tráfico humano, la explotación, la pobreza extrema... todo esto está más cerca de lo que creemos. La ropa que usamos, los alimentos que consumimos, incluso la prostitución en nuestras ciudades, todo está conectado con estas realidades. No podemos seguir viviendo en una burbuja.


P: Has visto lo peor de la humanidad, pero también lo mejor. ¿Qué te da esperanza?


R: La resistencia y la solidaridad que he presenciado. Ver a comunidades enteras unirse para protegerse, a misioneros arriesgando todo por ayudar, a personas que no tienen nada compartiendo lo poco que tienen. Eso me demuestra que, a pesar de todo, el amor y la compasión siguen siendo más fuertes que el odio y la codicia.


Carlos Carrasco Schlatter
Su experiencia cambió profundamente su perspectiva sobre la dignidad humana y su labor pastoral.
Promueve proyectos de ayuda y voluntariado para apoyar a las comunidades amazónicas.

P: ¿Cómo ha influido esta experiencia en tu labor como párroco en El Rocío?


R: Ha transformado completamente mi ministerio. Ahora, cada vez que celebro misa o hablo con mis feligreses, tengo presentes los rostros y las historias de quienes conocí en la Amazonía. Intento transmitir esa realidad y motivar a mi comunidad a ser más consciente y solidaria.


P: ¿Qué planes tienes para seguir luchando por estas causas?


R: Estoy trabajando en varios frentes. Por un lado, seguiré escribiendo y dando charlas para crear conciencia. También estamos desarrollando proyectos de ayuda directa y buscando formas de presionar a las autoridades para que actúen. Y, por supuesto, planeo volver. Hay mucho trabajo por hacer y no puedo abandonar a quienes dejé allí.


P: Si pudieras cambiar una sola cosa de todo lo que viste, ¿qué sería?


R: Es difícil elegir solo una cosa, pero creo que sería la impunidad. Si pudiéramos lograr que quienes cometen estos crímenes contra la humanidad fueran realmente juzgados y castigados, muchas otras cosas cambiarían. La justicia es el primer paso para la sanación y la reconstrucción.


P: Para terminar, Carlos, ¿qué mensaje final quieres dejar a nuestros lectores?


R: Quiero que entiendan que todos somos responsables. Cada decisión que tomamos, cada producto que compramos, cada voto que emitimos, tiene un impacto en la vida de estas personas. Les pido que no cierren los ojos, que se informen, que actúen. Y sobre todo, que no pierdan la esperanza. Juntos podemos crear un mundo más justo y humano. La pregunta es: ¿estás dispuesto a ser parte del cambio?

La experiencia de Carlos Carrasco Schlatter en la Amazonía revela la urgente necesidad de atender las problemáticas sociales y ambientales de la región. Su testimonio y labor posterior demuestran el impacto transformador que puede tener el encuentro directo con estas realidades, impulsando acciones de concientización y apoyo a las comunidades más vulnerables. Su mensaje final es un llamado a la acción y a la responsabilidad colectiva para crear un mundo más justo y humano.

"Aprendí que la verdadera dignidad se manifiesta en la debilidad, en la lucha diaria, en el apoyo mutuo y en la capacidad de adaptarse a circunstancias difíciles."

Carlos Carrasco Schlatter: Un sacerdote nazareno en la frontera de la humanidad

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