Finaliza la publicación en formato DC Pocket de una de las sagas más legendarias de la historia de la editorial
Con el paso de los años, la obra de Alan Moore ha logrado trascender a la cultura popular con una maestría sobrecogedora. Quizá no todo el mundo conozca el nombre de este británico, pero sí que ha oído alguna vez hablar de V de Vendetta, Watchmen o From Hell, ya sea a través de sus adaptaciones cinematográficas o de sus propios cómics. Lo cierto es que el autor nunca ha estado muy contento con ninguna de esas películas (ni siquiera aparece en los créditos), pero es innegable que les debe gran parte de su éxito.
Podrían dedicarse artículos enteros a la figura de Alan Moore, no solo por lo polémico de su carácter a través de múltiples declaraciones y su ideología contracultural y anticapitalista sino por lo que se esconde detrás: se considera a sí mismo un mago o especie de chamán, acólito de un extraño dios serpiente conocido como Glicón y consumidor de estupefacientes de todo tipo. Sin embargo, lo que concierne hoy es su obra: concretamente, su trabajo en DC para la serie de The Swamp Thing.
Y es que no es de extrañar que, con semejante historial y una historia tan rocambolesca y surrealista, Moore fuera capaz de entregar algunos de los guiones más interesantes que se han visto no solo en la editorial sino en toda la industria. Merecen especial reconocimiento también sus otros trabajos con Superman y Batman, pero ninguno llegó a ser tan duradero como La Cosa del Pantano.
La serie empieza in media res, es decir, con la trama principal ya arrancada y situando al lector en un momento de cierta confusión argumental. Que esto ocurriera se debió a que Alan Moore tomó la serie de The Saga of the Swamp Thing cuando el volumen llevaba ya veinte números, recogiendo inevitablemente lo que el autor anterior, Martin Pasko, había propuesto. Pese a todo, en un inteligente giro de los acontecimientos, se quitó toda traba de encima en el primer número y reinventó al personaje en el segundo.
La Cosa del Pantano había sido creado por Len Wein y Bernie Wrightson, surgido en 1972 con un primer número que supuso todo un éxito de crítica y ventas. Sin embargo, tuvo que pasar más de una década para que este monstruo vegetal alcanzara la cima de su popularidad. Una que, de hecho, no se ha vuelto a superar en tiempos posteriores.
Alan Moore, perteneciente a la escuela británica de cómic, fue capaz de aportar una visión distinta del mundo superheroico a toda colección donde se dejaba caer. Su narración casi poética y su elegancia para hilar argumentos dispares, así como para cruzar del romance a la tragedia y el terror en cuestión de unas pocas viñetas, hicieron de este cómic (y de muchos otros de los que llegarían después) clásicos instantáneos.
Fue en el segundo número de la serie, titulado como La lección de anatomía, cuando Moore reinventó al personaje a través de una verdadera declaración de intenciones argumentales. Y es que al monstruo de la ciénaga siempre se lo había considerado un humano mutado, otrora llamado Alec Holland y ahora condenado a vivir como una bestia. No obstante, en un número que llevó el terror comiquero a un nuevo horizonte, el autor británico estableció que se trataba realmente de una criatura independiente que, engañada por sus recuerdos, había asumido la conciencia del difunto Alec Holland.
Con esta propuesta, Moore se llevó a la Cosa del Pantano a su terreno para empezar a tocar temas como la búsqueda de la identidad o el propósito vital. Es entonces cuando se le otorga aún mayor madurez a la serie, alejándola por completo de cualquier tropo superheroico o del terror pulp convencional y convirtiéndola en una historia donde el padecimiento del monstruo es lo más importante.
Porque sí: La Cosa del Pantano está repleto de criaturas demoníacas, rituales satánicos e invocaciones malditas, pero nada de eso importa demasiado. Al fin y al cabo, la fantasía oscura en la que se sumerge el personaje solo es un medio para explorar los demonios de una bestia marginada y deprimida, hundida en la miseria de su inevitable existencia, condenada a amar a una mujer a la que nunca podrá querer como una persona normal.
Pero, por encima de todo, es una historia de descubrimiento personal. Es un viaje a través de la mente y el planeta Tierra, donde el rechazo de lo diferente y el poder de la madre naturaleza juegan papeles clave. En sus muchos relatos autoconclusivos, Alan Moore se atrevió a desafiar el puritanismo de muchos de los cómics de aquella época para hablar del consumo de drogas, la menstruación y la libertad sexual, entre otros muchos temas que levantaron ampollas en los ochenta.
Múltiples personajes de la editorial se pasearon por las páginas de este cómic, desde la famosa Liga de la Justicia hasta algunos de los personajes más oscuros de DC, como el Fantasma Errante y el demonio Etrigan. Pero, nuevamente, los cameos no son más que un medio para enriquecer la psicología del trágico antihéroe que es la Cosa del Pantano. Pese a su ambientación, el cómic no deja de ser una triste historia romántica que, por encima de todas las cosas, apela al amor por el planeta Tierra y a cómo la humanidad parece haberle dado la espalda.
Es difícil describir La Cosa del Pantano, con todos sus matices, influencias y personajes, en tan pocos párrafos. Por eso mismo, con la salida del último de los seis DC Pockets que componen esta reedición el 8 de mayo, lo mejor será que todo interesado se sumerja en el enigmático mundo de los pantanos de Louisiana. Desde luego, quien lo haga estará de suerte: leer por primera vez la legendaria historia de Alan Moore es algo que muchos fanáticos añejos desearían por hacer de nuevo.
Ficha técnica
Nombre: La Cosa del Pantano - DC Pocket (6 TOMOS)
Numeración: Swamp Thing 20-74 USA
Editorial: ECC Ediciones (DC)
Precio: 9,95€
Autores: Alan Moore (guion), Stephen Bissette, Rick Veitch et al (dibujo), John Totleben (entintado)
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