Rafael Carrasco Castaño pregonó las Glorias de María en un pregón íntimo con una conversación con su abuelo desde el cielo como hilo conductor del pregón que le fue narrando las glorias de Sevilla y María.
La Hermandad de la Amargura celebró el pasado domingo 12 de mayo en su capilla el Pregón de las Glorias de María que contaba con su XX edición. Para esta ocasión el pregonero fue el joven Rafael Carrasco Castaño que cumplía ese mismo día 21 años, le presentó Jesús Manuel Linero Candil y acompañado por el Coro de Santa Ángela de la Cruz de la Hermandad de la Amargura.
La estrecha relación del pregonero con su abuelo José Castaño que fue miembro de junta de gobierno durante muchos años de la Hermandad de la Amargura y que ya partió a la Casa del Padre; fue el segundo protagonista de este pregón, ya que el hilo conductor del mismo fue una conversación del pregonero con su abuelo que le iba narrando distintas facetas de las Glorias de María.
Se comenzó exaltando a la Patrona Santa Ana como orgullo para todos los Nazarenos, pasando por distintas advocaciones marianas. Entre ellas teniendo un gran protagonismo Nuestra Señora de la Amargura, la Virgen de la Esperanza y la Virgen de Valme.
Un recorrido sentimental por los valores trasmitidos en la familia que dieron fruto desde el grupo joven de la hermandad a la que hizo referencia en múltiples veces, destacando la importancia de la juventud. Su gusto por lo sagrado y preparación de todos los ornamentos sagrados para la Santa Misa, puso su enfoque a Jesús Sacramentado al que es un orgullo tener en la Hermandad de la Amargura desde que es de carácter Sacramental.
Los conventos tuvieron también lugar en el pregón exaltando a las Hermanas de la Cruz y a las Hermanas Carmelitas Descalzas de Dos Hermanas, donde se encuentra el antiguo titular de la Hermandad. La Sevilla Mariana tuvo su importancia para el pregonero, siendo este un legado que nos dejó San Fernando y que se engloba en la gran devoción nazarena que está sobre el sagrario, Nuestra Señora de Valme.
Memorias del ayer de la Hermandad y del hoy acompañaron en este dialogo con su abuelo hasta volver a separarse esta vez con la mirada puesta en María, que contó su Sí que cambiaría la historia. Las Glorias de María siempre son un gozo para todos los nazarenos que sienten su protección cada día de sus vidas.
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