En 1987, DC empezó a publicar el que acabaría siendo uno de los cómics referenciales en lo que a aventura y humor se refiere.
Los años ochenta supusieron un punto de inflexión para el mundo del cómic, y la editorial de Batman y Superman no se quedó atrás. Fue en el ecuador de la década cuando se publicó el evento de doce números conocido como Crisis en Tierras Infinitas, que llegó para marcar un nuevo comienzo para los personajes del universo DC.
Pero los cambios que aquel gran crossover propuso no se limitaron a lo narrativo, pues aquel nuevo paradigma se prestaba también a una renovación editorial. Fue de este modo que la compañía empezó a dar mayor rienda suelta a muchos de sus autores, permitiendo que la creatividad estilística aflorara como nunca hasta entonces. Es entonces cuando sucede el auge de guionistas como Alan Moore o Frank Miller, aunque eso bien merece explorarse a fondo en una publicación aparte.
Y es que, con autores como los susodichos, no fue de extrañar que el cinismo se apoderara del mundo superheroico. Tal fue el caso de Watchmen, una historia que cuestionaba todo lo naif y bienintencionado de los cómics que llevaban cincuenta años publicándose; y qué decir del The Dark Knight Returns de Miller, que llevaría a Batman a un sórdido contexto que marcaría su figura de por vida.
No obstante, en este contexto tan sombrío, algunos autores se permitieron conducir esta renovación editorial por derroteros opuestos. Es lo que sucedió con Keith Giffen, J. M. DeMatteis y el resto de autores implicados en Liga de la Justicia Internacional, el cómic de 1987 que marcaría escuela y que sigue siendo a día de hoy un referente en lo que a tono se refiere.
A primera vista, JLI (como se abrevió el título) no proponía nada excesivamente rompedor: seguía las aventuras de una nueva Liga de la Justicia, o sea, el pan de cada día representado a través de un grupo de héroes que dejaban sus diferencias a un lado para enfrentar a un mal mayor. Sin embargo, los autores de este cómic decidieron ir un paso más allá y combinar el clásico sentido de la aventura con un inédito toque de humor irónico.
Porque sí, este cómic se caracteriza por su gracia. Es cierto que muchos de sus chistes no han envejecido precisamente bien (especialmente los relacionados con la Guerra Fría y los comunistas), pero resulta innegable que este tono ligero y repleto de comentarios bobalicones y casi meta-narrativos ha perdurado en el tiempo y trascendido incluso a través de las películas superheroicas de las que se disfruta hoy en día. Desde luego, le deben mucho a la JLI.
Liga de la Justicia Internacional es un cómic sin pretensiones, que pretende hacérselo pasar bien al lector y sumergirlo en grandes epopeyas de tono ligero donde el carisma de los personajes lo condiciona todo. En las páginas de este cómic pueden encontrarse multitud de iconos del universo DC, desde la alineación principal del grupo (que se encuentra en constante cambio a lo largo de toda la serie) hasta una vasta galería de villanos que desfilará durante los muchos números.
El planteamiento de la serie es sencillo: disuelta la clásica Liga de la Justicia, Estados Unidos necesita un nuevo grupo de superhéroes para enfrentar las vicisitudes de un universo plagado de supervillanos y alienígenas invasores. Sin embargo, los defensores de la paz tienen ahora una visión algo más global: es la Tierra la que necesita su protección, aunque los organismos públicos y privados de la primera potencia mundial no se lo pondrán tan fácil.
Contando con esto, JLI destaca por realizar una curiosa sátira donde tanto el gobierno estadounidense como su red de macro-empresas privadas quedan ridiculizadas como el cúmulo de intereses ególatras que son, algo sumamente atrevido teniendo en cuenta que este cómic se publicó en plena era de patriotismo Reagan, con la Guerra Fría dando sus últimos estertores. Esto último va a dar también pie a múltiples tramas secundarias dentro de la serie, cosa que permite a los autores mofarse de ambos bandos.
Pese a su innegable ambición política, Liga de la Justicia Internacional no se olvida de ser un cómic de superhéroes hecho y derecho. Su estilo entra dentro de la aventura heroica más clásica, con personajes que han de unirse para enfrentar grandes males número tras número. No obstante, tanto el tono jocoso como la historia que se va construyendo en las sombras dan mayor profundidad a este histórico cómic.
Hay que decir también que los personajes y sus relaciones son lo más importante: resulta divertidísimo ver al estoico Batman tratando de imponer orden entre auténticos idiotas, o al gañán de Guy Gardner meter constantemente la pata mientras pone a todo el mundo en su contra. Es también de este cómic de donde brota la amistad entre Blue Beetle y Booster Gold, dos de los mayores colegas del Universo DC y que rezuman carisma. Y qué decir de Maxwell Lord, el repelente magnate cuyo arquetipo villanesco nunca defrauda.
ECC Ediciones sacó este cómic mediante crowdfunding a principios de año, aunque la publicación en tienda de los tomos individuales empezó el pasado mes de mayo con un primer ejemplar de casi cuatrocientas páginas. Ocho volúmenes conformarán una colección indispensable para todo aquel que busque historias con aroma clásico pero inteligentemente divertidas.
Ficha técnica
Nombre: Liga de la Justicia Internacional vol. 1 de 8: ¿algo que objetar?
Numeración: Justice League #1-6, Justice League International #7-12, Justice League Annual #1-2, JLA 80-Page Giant #1, Bonus Book #7 USA
Editorial: ECC Ediciones (DC)
Precio: 43,00€
Autores: Keith Giffen (guion), J. M. DeMatteis (dibujo)
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